Zidane se movía con la prestancia de un torero. Cada gesto suyo era pura maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como https://jonasxbor028397.blogsmine.com/38894414/el-cabezazo-de-zidane-análisis-psicológico