Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Cada gesto suyo era pura maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas https://cyrusoijr263989.digiblogbox.com/62913828/detrás-del-gesto-la-verdad-del-cabezazo-de-zidane